Un Festin Sagital - En la rueda de la fortuna (en vivo)
La palabra es Punkprog. A veces, las más veces, se nos olvida que el arte, en esencia, es diversión (Gracias Fluxus) Tanto escuchar a Pink Floyd con sus desvaríos filocósmicos (si Roger, agacha la cabeza no más) que se nos olvida.
También se nos olvida lo perverso, lo hermoso que se esconde tras la degeneración de la pseudomoral cristiana (¿querían que escribiera cristiano con mayúscula?, Puaj!!) Siempre obviamos la épica inigualable de la maldad (Gracias Sade. Me refiero al Marqués de Sade; no esa Sade), de la amoralidad.
Y ahí entra la vedette; Un Festín Sagital, con el invento punkprog alrededor del cuello cual boa.
Se suben al escenario y los adjetivos se hacen sustantivos. Jugando a casar el espíritu del ’77 con Current 93, desde la época en que la Tierra empezó a cubrir a la Tierra.
¿Avant-rock? ¿Noise Rock? ¿Kraut-folk-noise-industrial-punk-RIO? Imposible que quepan en una sola palabra; en efecto, son punkprog; intelectuales-marginales-perversos. El Doctor Hans Prinzhorn se frotaría las manos.
Tienen un punto a lo Lydia Lunch: música que si te la cuentan suena muy cerebral, pero la escuchas y, vaya, resulta que calza mejor de lo que imaginabas. Si te dicen ‘Bueno, esto es una cumbia...’ te preguntas, ¿Porqué mierda EN REALIDAD harían una cumbia? Tres segundos después estás saltando arriba de la cama con tus preguntas volando por la ventana.
UFS montan un espectáculo de crapulencia fascinante, donde cabe meter en la cama con una botella de whisky barato a cualquier estilo de música medianamente imaginable y nadie se indigna. No hay proyecciones 3D, ni muros entre la banda y el público, ni nada de la mierda quiero-ser-artista-pero-me-escondo-en-arreglos-sinfónicos-para-disimular-que-no-puedo, aquí hay mucho ruido y muchas nueces, y la sensación de que no he exorcizado mis demonios, sino que cada vez son mas míos. Y feliz estoy.
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